La Caja de Herramientas para Líderes Pastorales, Cap. 6
En el mundo actual, donde los viajes, la comunicación, la migración, los negocios, y las noticias son cada vez más globales, las personas y sus culturas están conectándose como nunca antes. La Iglesia Católica en Estados Unidos alberga algunas de las comunidades cristianas más diversas culturalmente, y esta realidad global hace esencial que los líderes ministeriales desarrollen competencia intercultural para servir de manera efectiva a aquellos a quienes guían. El padre Deck nos recuerda que “el mismo término ‘católico’ se refiere precisamente a la misión de la Iglesia de incluir a toda la humanidad en el abrazo amoroso de un Dios misericordioso. Un Dios que desea llegar hasta los confines de la tierra en un impulso incesante para incluir a todos en lugar de excluir a alguien”. Desarrollar la competencia intercultural de los líderes de la Iglesia requiere una transformación de los corazones, las mentes, y las habilidades que conduzca a un compromiso significativo y duradero.
Al trazar el camino hacia la competencia intercultural, el padre Deck esboza tres áreas críticas de enfoque: la disposición del corazón, la mentalidad, y el conjunto de habilidades.
Disposición de corazón: Desarrollando las actitudes adecuadas
El crecimiento en competencia intercultural comienza cultivando la curiosidad, un deseo genuino de comprender e interactuar con los demás. Sin esta apertura, los esfuerzos están “destinados al fracaso”. Igualmente importante es reconocer y abordar los sesgos inconscientes, prejuicios, estereotipos, e incluso el racismo, que pueden bloquear relaciones auténticas. Finalmente, debemos desarrollar la capacidad de vivir con la ambigüedad, aceptando que las diferencias culturales pueden desafiar nuestra zona de confort, pero son esenciales para construir comunión en la diversidad, en lugar de buscar la uniformidad.
Mentalidad: Desarrollando nuestro conocimiento
Comprender la cultura es clave para apreciar cómo piensan, sienten, y actúan las comunidades diversas. Esto incluye entender los valores y relatos que definen distintas culturas y reconocer si operan con un enfoque individualista o colectivista, si honran las tradiciones o miran hacia el futuro, y cómo se relacionan con conceptos como el tiempo, la autoridad, y los roles de género. La inmersión en experiencias culturales y lingüísticas diferentes, ya sea a través de viajes o al relacionarse con la diversidad en nuestras propias comunidades, es crucial para expandir este conocimiento.
Destrezas: Desarrollando las habilidades
La comunicación eficaz en contextos interculturales requiere comprender el contexto cultural de quienes son dirigidos. Esto incluye manejar el “rostro,” navegar por las diferencias culturales en la toma de decisiones, y respetar diversos enfoques de liderazgo y resolución de conflictos. Por ejemplo, las culturas colectivistas priorizan el mantenimiento de relaciones sobre la confrontación directa, mientras que las culturas individualistas pueden enfocarse en resolver los problemas de manera directa. Entender estas diferencias es clave para fomentar un diálogo respetuoso y efectivo.
Inspirada por la visión del Papa Francisco de una Iglesia en salida, esta hoja de ruta nos llama a tomar riesgos, “salir” hacia las periferias, y comprometernos con otros, celebrando la diversidad de dones que el Espíritu Santo concede al Pueblo de Dios.
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